Ahora puedo vincular el cuento de Francisco Rojas y su final inesperado con las relaciones absurdas que creamos entre nuestras Tonas. Estas propuestas nos ayudan a derrumbar ciertos estereotipos, alejarnos de las ideas preconcebidas es un ejercicio liberador. El ejercicio de La Tona me ayudo a espabilar.
Hasta ahora me he divertido mucho y, sin duda, el diplomado es y será muy estimulante. Me da mucha hambre después de las sesiones, como cuando jugaba toda la tarde y mi mamá me tenía que meter de las orejas a la casa, la diferencia es que entonces mi estómago aguantaba más.
Gracias a mis compañeros y a Gerardo.
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